Todos creímos pensando que el colegio íbamos a salir con un cúmulo de conocimientos básicos que nos tendrían que acompaniar durante el resto de nuestras vidas, una cosa indispensable llamada cultura general. Muchos no se acuerdan hoy de quienes eran los visigodos, en qué anio fue fundada Constantinopla o quién era Girolamo de Giardano, estas ensenianzas que algún día aprendimos se quedaron arrumadas en los cuartos a la intemperie de la memoria, sobre los cuales han caído desde entonces muchas lluvias, y los cuales son ahora como revistas viejas destruídas por la humedad en las cuales se reconocen siluetas amarillentas que sabemos que alguna vez fueron una figura reconocible. Sí, sabemos que los visigodos eran un pueblo de alguna parte de Europa occidental, como por el medioevo o antes, y qué se yo, datos vagos. Nadie, a excepción de un par de genios como esos que van a participar a Jeopardy se acuerdan con exactitud de la mayoría de estas cuestiones.
Hasta hace algunos anios, es que he venido a descubrir el verdadero sentido de la educación, aparte de dejarnos con un barniz ligero de cultura general, era el de medir nuestras capacidades. Cuantas veces dijimos: Pero por qué tengo que aprenderme eso? de qué me va a servir? Y es cierto, habler calculado el coseno de teta elevado al cuadrado hace más de diez anios no me ha llevado a nada. Simplemente le ha servido a mis educadores para comprobar que SOY CAPAZ de aprender, de comprender.
Si alguna vez nos hubieran dicho la verdad, creo que hubiera puesto más empenio en el colegio.
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2 commentaires:
Querida Clonada:
Yo no me lo habría creido aunque me hubieran dicho la verdad. Viste?? Me escribió el hombre laca en mi blogggg
Yo estoy de acuerdo, a esa edad, no lo hubiera creido si alguien me lo hubiera dicho.
Seguro que no era para lavarnos el cerebro???
En fin...es una buena teoria.
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